Monopoly y un balón de baloncesto

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Narra Emma

-Me debes mil euros. -digo y doy palmaditas de felicidad.

-Mentira, ahí pone 400 euros. -protesta y señala la tarjeta que tengo en la mano.

-Lee bien, aqui dice que con una casa son 1000€, ¿Y cuantas casas tengo yo? ¡Una! Asi que pagame ya. -le digo y extiendo mi mano, Harry se queja pero me entrega mi dinero.

-A este paso vas a arruinarme. -dice mientras mira sus billetes.

-Aprende a jugar al Monopoly. -le digo y tiro los dados-. Yo tengo años de experiencia financiera.

Harry se rie ante mis palabras, vale, tal vez no tenga mucha experiencia económica ni financiera pero llevo jugando al Monopoly desde los ocho años.

-¿Desde cuándo juegas? -me pregunta.

-Desde los ocho años, mi padre me enseño a jugar, al principio no me gustaba porque el siempre ganaba pero luego empecé a ganar alguna partida y se convirtió en una competición. -digo y me rio-. Mi madre siempre nos decía que parecíamos dos comerciantes.

-¿Era un buen padre? -Harry me dice y profundiza su pregunta con sus ojos verdes.

-Si, lo fue. -digo con amargura.

-Tu cuaderno... -el comienza a hablar pero parece que no sabe bien lo que va a decir-. Las cartas que has escrito, son para él ¿no?

Yo pienso una mentira que decirle pero no se me ocurre nada, además Harry no es tonto asi que será mejor si le cuento la verdad.

-Son una especie de disculpa. Hace tiempo que no escribo ninguna -le digo y el me mira confuso-. El día que murió él, mi hermano y yo ibamos en el coche, mi padre y yo íbamos discutiendo sobre una fiesta a la que yo quería ir y el no me dejaba porque tenía 14 años y era muy joven para fiestas. Nosotros rara vez discutíamos.

Harry me escucha atento y el recuerdo se visualiza poco a poco delante de mi. Recuerdo la manera en que me miró antes de que el coche se estrellase contra el del otro carril, recuerdo sus últimas palabras.

-El me dijo "No te conviertas en una de esas chicas, eres mejor que eso" después chocamos y me quedé incosciente. Al día siguiente me levante en la cama de un hospital, sin padre y con esto, todo es por mi culpa. -la voz se me quiebra y trato de reprimirme las lágrimas que amenazan por salir. Levanto un poco de la tela de mi camiseta mostrando una cicatriz que recorre una parte de mi abdomen. Harry la observa unos segundos antes de que vuelva a bajar la camiseta.

-Lo se, es horrible. -digo con amargura pero él niega con la cabeza.

-No es horrible, forma parte de ti y tu eres hermosa con o sin cicatrices. -él dice y sonríe sus hoyuelos aparecen-. Incluso la más bonita de las rosas tiene espinas.

Yo me quedo mirándolo unos segundos sin saber que decir, Harry me mira de vuelta, los segundos pasan a ser minutos hasta que el finalmente habla.

-Bueno, tenemos unos negocios que acabar ¿no? -dice y su expresión se vuelve seria lo que me hace soltar una risa.

-Preparate para llorar Scott.

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Al día siguiente volvía a ser Lunes y las cosas empezaban a volver a la normalidad, era una nueva semana y Logan, Kathia y yo ya no éramos el tema de conversación, la gente ya no me miraba cuando pasaba por los pasillos.

Volví a escribir otro artículo, después de que Harry y yo acabasemos nuestra partida el domingo, que yo gané, el se marchó de mi casa y me concentré en escribir algo útil para el periódico, cuando creí que tenía algo medio decente se lo mande por email a Spencer. Más tarde Dylan, Spencer y yo estuvimos hablando sobre el nuevo artículo y Spencer quería publicarlo ya el lunes. Esta vez no escribi sobre los chicos o lo imbéciles que pueden llegar a ser, aunque tengo material de sobra para hacerlo.

My little secretWhere stories live. Discover now