Capítulo 1.

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Bella.

-Sí, claro. Lo consultaré con mis padres.- miento.

Coloco mis gafas de Sol ya que en Barcelona está haciendo Sol y salgo del portal antes de que el viejo verde me cuente algo más de su vida o vuelva a mirarme el culo.

¡Viejo verde!- pienso mientras me siento en la terraza de un Starbucks que hay en la esquina de la calle.

Lo único que me apetece en este momento es un batido helado de chocolate, nata y un poco de caramelo acompañado de Wifi gratis.

Pido mi batido a una chica rubia, no muy alta que viste con la ropa del Starbucks: una camiseta negra con el eslogan del Starbucks, un pantalón negro, Converse y una gorra negra, también con el eslogan del Starbucks.

-Gracias.- digo a la chica que me ha atendido en la caja después de traerme el batido que había pedido.

La chica me sonríe y vuelve a entrar en el establecimiento.

Saco el iPod de mi bolso y busco páginas con ofertas de apartamentos.

Sino encuentro algo en esta página me iré a vivir con Louis.

Todos los apartamentos que había visto desde primera hora de la mañana eran: o fuera de mi presupuesto o mi compañero era un viejo verde que no paraba de mirarme el culo (como en el último caso).

Abro el apartado de un apartamento que se alquila. No tiene fotos, lo cual me desanima pero está cerca de la Universidad a la que iré y a media hora de la playa.

Camino hasta la entrada del metro y espero a que llegue el que me llevará hasta el apartamento.

Bajo del metro antes de que las puertas se cierren de nuevo y froto mis ojos. No había dormido nada durante toda la noche e ir en metro cada vez me gustaba menos.

Subo las interminables escaleras que llevan a la calle y miro la pantalla del iPod. Es una zona más tranquila de lo que pensaba y el edificio no está para nada mal.

Me pregunto si estaría al alcance de mi presupuesto.

Timbro en el 3B y espero unos cinco minutos apoyada en la puerta del portal. Timbro de nuevo y en menos de un segundo me contesta un hombre:

-¿Si?- dice una voz masculina. Parecía la voz de un chico joven y, que por una extraña razón, me resultaba familiar.

-V-Venía a ver el apartamento que se alquila.- digo nerviosa.

-Claro, pasa.

La puerta del portal se abre y subo hasta el tercero por las escaleras. Timbro en la puerta que hay al lado de una plaquita en la que pone 3B y siento como la abren.

-Hola. Venía a ver el apartamento. Soy Bella.- digo mirando el felpudo de la puerta en el que hay escrito: Atención: Mi casa, Mi música, Mis normas.

-¿Bella?- dice la misma voz masculina que antes. Al escucharla un escalofrío recorre mi cuerpo.

Levanto la cabeza y miro al chico.

-¿Max?- digo con una sonrisa.

¿Qué mal he hecho yo en esta vida?

Los dos reímos sin saber por qué y soy yo quien da el paso de darle dos besos.

-Hace tiempo que no nos vemos, ¿no?- digo al chico después de separarnos.

-Un año para ser exactos.- dice riendo.

Durante unos segundos permanecemos en silencio y esquivando la mira el uno del otro.

-Bueno, creo que venías a ver el apartamento, ¿no?- dice rompiendo el silencio que había entre nosotros.

-Claro.

Max se aparta de la puerta y deja que pase. En cuanto entro en el interior de la casa abro la boca formando una especie de O.

-¿Te puedo hacer una pregunta?- digo mientras camino por la cocina.

-Sí, claro.

-¿Qué banco has robado? Juro que no diré nada, solo es simple curiosidad.

Max suelta una carcajada y me mira.

-No he robado ningún banco, ¿por quién me tomas?- dice riendo.- Creo que deberías saber que yo no hago ese tipo de cosas.- ¡Recuerdos, no volváis a mí!- Me la compraron mis abuelos.

-No te vacilaré con las cosas que haces y... ¡Joder!

Max y yo reímos.

Subimos por las escaleras al segundo piso en el que tan solo hay tres puertas.

-Esa es mi habitación.- dice señalando la habitación de la izquierda.- Esa es la habitación que se alquila y ese el baño.- la habitación era la puerta de la derecha y el baño la puerta que había en el centro de la pared.

Entro en la habitación y la observo, es bastante grande.

-Ahora es cuando me dices el precio y me desmayo.- digo riendo al salir de la habitación.

-350€ todos los meses y como te conozco, antes de que lo digas, puedes pintar la habitación y colgar cosas.- dice el chico.

-Voy a llorar.- digo con una sonrisa en mi rostro.- Nunca pensé que serías la persona que me salvaría de vivir con mi hermano y su novia.- digo antes de abrazarlo.

Bueno, os contaré la historia de porque conozco a Max:

Desde que tenía tres años y era una enana, con pelo ondulado y que solo sabía decir unas cuantas palabras, lo había visto por el colegio pero no sabía su nombre ni nada de él, tampoco era que me importase mucho lo que hacía un niño con un año más que yo hasta que en quinto de primaria empezamos a hablar por un amigo en común (más bien, mi nuevo vecino en el edificio). Nuestra amistad se acabó por tres años pero ninguno de los dos le tomó mucha importancia, no había sido una amistad de mejores amigos o algo por el estilo hasta que cuando yo estaba haciendo tercero de secundaria y había crecido, sabía decir más de unas cuantas palabras, mi pelo se había alisado y no hacía falta que mi madre me vistiera, quedé con la que fue mi mejor amiga durante un par de años (en ese momento lo era) y me llevó a ver como Max y Dylan (su mejor amigo y mi vecino) jugaban un partido amistoso con otro equipo. Empezamos a hablar aunque él sabía que tenía novio pero él no le tomó mucha importancia y yo me dejé llevar por los sentimientos que sentía por él. Ese día había empezado a llover y no quería mojarme los pies así que me llevó a caballito hasta donde vivía. Poco después mi mejor amiga me dijo que le gustaba y la amistad iba pasando a ser otra cosa así que mi novio y yo cortamos (no le dije el motivo) y empezamos a tontear hasta que mi mejor amiga y el, aunque fuesen amigos, parecían una pareja. Todo cambió cuando después de que el saliese con otra chica y yo siguiese siendo su amiga, saliéramos. No recuerdo ningún mejor momento de mi vida que los que pasé con él, yo les llamaba, mejor dicho, llamo: momentos inolvidables. La primera vez no salió bien pero la segunda iba mejor hasta que yo decidí acabar con la relación, sin saber el motivo de porque creía que era mejor para los dos. Podía haber habido una tercera oportunidad pero el no quiso. Dejamos de hablar hasta que el día de Noche vieja le mandé un mensaje: Sé que no hablamos desde hace tres meses pero quiero que sepas que este año ha sido perfecto gracias a ti. Feliz Navidad. Recuerdo que ese día al mandar el mensaje sentía que el corazón se me saldría del pecho ya que cabía la posibilidad de que se riese con sus amigos del mensaje o de que ni me contestase con un Feliz Navidad. A partir de aquel día empezamos a hablar (solo como amigos) pero cuando nos veíamos nos esquivábamos así hasta que dejamos de hablar.

{M}

Viviendo Con Mi Ex.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora