Prólogo: Iniectio.

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¡Bip,bip,bip! Eran las siete de la mañana, el despertador sonaba con un fuerte estruendo, yo empezaba a despertarme, ya con dolor de cabeza a causa del insufrible sonido que emergía del aparato. A pesar de tener un exámen de biología, no me quería despertar pronto para repasar. Era el último, que salga como salga. Levanto la persiana, y comienzan a entrar rayos de sol, típicos del amanecer. Mi habitación comenzaba a teñirse de sus típicos colores mientras la luz enfocaba directamente sobre los objetos. Me decidí levantar desprendiendome de las sábanas enredadas en un ovillo y bajé a la cocina, todavía en pijama. Mi madre me había preparado el desayuno, como siempre un vaso de leche.
-buenos días cariño-dice mi madre besandome en la mejilla-¿cómo has dormido hoy?
-buenos días, mami, muy bien, un poco cansado, ayer estuve hasta las 12 estudiando biología.
-ya, oí cuando te acostastes, bueno, voy a despertar a tu hermano, últimamente Alejandro se despierta muy tarde.
-se le pegan las sábanas, es muy vago-digo entre risas.

Ya estábamos mi hermano y yo andando por el parque de camino al colegio. Cada uno con su mochila al hombro.
Yo iba a paso ligero, pero mi hermano, no me alcanzaba, y parecía estar cansado de andar a mi paso. Aunque también podría estarlo por no parar de hablar. Me guio más por esta opción.
-...claro,¿tu lo ves normal?-dice entonces.
-claro-asiento, a pesar de que no le escucho.
-entonces me preguntó por que hace eso, no lo veo normal,odio la gente que se comporta así.

Entonces vi a una niña, de pelo rubio y ojos azules, que a pesar de estar lejos, deslumbraban. Ella de pronto, desapareció.
-pues eso, ¿y tu que me cuentas?-pregunta mi hermano.
- ¿a caso no lo has visto?-le digo refiriéndome a la niña.
-¿eh?
-alex... Sí estuvieras atento...juraria que he viso a una niña desaparecer.
-sí, yo la he visto, claro que sí, y a su madre al lado¿verdad?
-me estas tomando por tonto...
-yo no he visto a nadie... Pablo.
Mi hermano no es pesado, es muy muy cansino, sólo eso.

Al fin llegamos al colegio. Mi hermano, que tenía un año menos que yo, a pesar de pasarme de altura y de grosor, se despide de mi y va hacia sus amigos, los saluda chocando la mano. En mi grupo no nos saludamos así, un simple "hey" basta.

-bien, comienza el exámen.-dice la profesora de biología.
Estaba nervioso, pero estaba tan ocupado pensando en la niña que no podía repasar.
Tocan a la puerta de la clase.
Es la enfermera del colegio, una chica pelirroja que contrastaban con sus labios rojos.
-buenos días, mercedes- que así se llamaba ella-¿puede venirse Marcos y Pablo un momento a enfermería?
Por favor, por favor, por favor...
-lo siento, Marina, no pueden, tenemos examen.-dice Mercedes
Y así me deprimo yo.
-es muy urgente, créeme, tanto como para interrumpir el examen.
Yo miré a Mercedes, no me preocupaba lo que tenía, más bien, sí haría o no el examen.
Mercedes me miró mal y miró a la puerta como diciendo que vaya con marina.
Me levanto, como mi compañero. El parecía asustado, yo en cambio no. Seguramente sería por que había algún problema con el informe médico.

-Bueno, tomad asiento.-me encanta su voz tan tranquilizadora.-veréis, os tengo que comentar una cosa, estamos poniendo vacunas a todos aquellos que tienen problemas cardiovasculares, o han tenido alguna vez-me mira a mi, sus ojos azules hablan por sí solos.-así que bueno, vosotros dos tenéis que ser vacunados.
-tengo pánico a las agujas-dice Marcos. Un chico Rubio con pelo rizado y con gafas.
-¿miedo? Sí te pongo yo la vacuna ni te enteras, verás.
Ella sacó un maletín plateado y metálico de debajo de la mesa blanca, como todos los muebles que hay en la enfermería, todo era blanco salvo algunas hojas de árboles verdes que resaltaban,y el maletín.
Lo abrió y había dos jeringas con agujas y un extraño líquido naranja.
-¿quien quiere ser el primero?
Ambos nerviosos, ahora, nos miramos, el estaba más nervioso que yo, sudaba muchísimo y no paraba de mover las piernas, me daba mucha pena, así que me presente voluntario.
-yo mismo.
Repose el brazo encima de la mesa y me retire la manga.
Ella sacó la jeringa y comenzó a introducir la punzante aguja en mi brazo. Noté una sensación fría. Cerré los ojos. Me asusta. Entonces parece que ella apretó el émbolo porque noté ahora una sensación cálida. Resulta extraño. Algo tan frío y a la vez tan cálido. Siento que el líquido recorre todo mi cuerpo. Suelto un chillido ahogado. Y se me tapan los oídos. Se me cierra la vista. No noto nada, comienzo a hablar, o al menos eso creo porque no me oigo. Intento pensar pero no puedo.

Me desmayo.

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