Capitulo 1

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Los primeros rayos de sol acariciaban el alba. Una chica se abría paso entre la multitud buscando a sus amigas. Al cabo de unos minutos las encontró, en el mismo lugar de todos los días y a la misma hora de siempre. Una sonrisa se dibujó en sus labios. A pesar de ser tan temprano, parecía estar llena de energía.

-Buenos días.-saludó la chica de cabello castaño y ojos azules marino.

Azul Oscuro. Desde pequeña estaba acostumbrada a oír que tenía un tono de ojos muy raro, pero a la vez muy hermoso. Llevaba un uniforme en verde y gris, con una mochila de la marca Roxi totalmente llena de libros en la espalda.

-Buenos días Verónica. Me alegro de verte -le correspondió su amiga Eva, vestida de la misma forma que ella, con ese horrible uniforme que tanto odiaba Paloma.

-¡Oh, por favor! ¿Tenéis que ser tan repudiantemente educadas desde tan temprano? Además... ¡Se dice hola de toda la vida, que buenos días ni que leches!-se quejó Paloma con una cara de malas pulgas en un rostro totalmente adormilado.- ¿Y cómo puede ser un buen día si vamos a encerrarnos seis horas en esta cárcel?

Eran las ocho menos cinco de la mañana y estaban a punto de entrar en el Coliseo, un instituto algo mediocre, pero a pesar de eso uno de los mejores de aquella pequeñísima ciudad, Neone, perdida en alguna parte de España.

-Tendría que estar prohibido levantarse tan temprano.-prosiguió Paloma, con sus ojos negros muy perfilados y su fina cara marcada por aquel cabello teñido en un negro demasiado oscuro.

Verónica y Eva intercambiaron una mirada de complicidad, a sabiondas de que Paloma odiaba madrugar más que a nada en el mundo. En el aire se respiraba el típico bullicio en el que cientos de jóvenes formaban parte. Aquel que ocurre minutos antes de que la puerta de un instituto se abriese. Un timbre se escuchó por todo el edificio al tiempo que los jóvenes comenzaban a entrar. Vistos desde arriba aquella multitud parecía un pelotón de soldados que entraban a mal paso dentro del edificio, empujándose y gritándose cosas sin sentido.

Verónica y Eva esperaron hasta que casi todos habían entrado para atravesar las puertas delanteras. Luego avanzaron por aquel estrecho pasillo de cemento rodeado por un cuidado jardín, que se extendía a su alrededor hasta llegar al edificio donde estaban las aulas. Ambas chicas caminaron ante la mirada de desaprobación de Paloma a la que le encantaba empujar disimuladamente a cualquier chica que le caía mal por las mañanas.

Todo parecía indicar que iba a ser un día aburrido como cualquier otro, y de hecho lo sería, de no ser por aquel grupo de jóvenes fumadores que se apartaron de la entrada corriendo para no ser atropellados. Ninguno maldijo o insultó al motivo por el que lo hicieron ya que sabían que si lo hacían se buscarían más de un problema.

El rugido de una moto se escuchó de fondo al tiempo que todas las miradas se volvieron hacia la puerta de fuera. Un chico con el pelo castaño y guapísimo había entrado y deslizaba su moto por el césped de entrada con una perfecta sonrisa, sin hacer caso al jardinero que le gritaba que no podía entrar conduciendo a un centro público.

-¡Vas a matar a alguien!-vociferaba el jardinero.- ¡Mis plantas, no las pises!

Justo unos segundos después otros dos jóvenes se adentraron en el instituto, destrozando todo cuanto tenían a su paso y riendo como locos. Estos, a diferencia del primero, eran rubios. Cualquiera podría deducir que iban drogados.

-¡Maldito niñato! - gritaba el conserje acercándose al primer chico creyendo que iba a parar la moto al tenerlo a él delante.

El joven tan sólo aceleró, riéndose aún más fuerte cuando el señor mayor tuvo que tirarse al suelo para evitar ser atropellado por una moto que había mantenido su trayectoria y que estaba arrasando con todas las flores y el césped del lugar. Los otros dos daban vueltas en círculos dejando espacios vacíos en el césped. Nadie se dio cuenta de que uno de ellos echaba gasolina en el verdoso suelo y que el otro prendía una cerilla.

Ciudad de niebla© |TERMINADA| (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora