La nude filtrada

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En la era de las redes sociales existe un submundo que todos alguna vez visitamos: el de las gloriosas y siempre sorpresivas nudes. Esas fotos que nos enviamos entre inbox para tentar a otres, como pavos reales desplegando sus plumas para llamar al apareamiento o también como ese sexo futurista que alguna vez imaginamos décadas atrás; a través de una pantalla, rápido, express y selectivo.


Hubo un tiempo en que enviar nudes era una actividad diaria en mi semana. Reconozco haberme puesto medio loquillo conociendo personas en aplicaciones de citas, y encerrado en una cuarentena que parecía infinita, el tener sexting era pan de cada día, una adicción. En una de esas ardientes conversaciones me solicitaron una nude y sin pensarlo, lo di todo en una foto que me tomé a medio día frente al espejo.

Antes de dar más detalles y teniendo un doctorado en putifotos, es necesario explicar algo:

Uno de los problemas más estúpidos que cometemos los hombres en el sexting, es que las fotos que enviamos son derechamente horrorosas; espacios desordenados, perspectivas deformes, mala iluminación y erecciones en primer plano (dando por hecho que es todo lo que el otre quiere ver). En mi caso quise hacer esto bien de principio a fin. Así que mis objetivos fueron claros y muy bien estudiados: lo mostraría todo y nada a la vez.

Ahí me puse yo frente al espejo, desnudo completamente y con la luz de la ventana cubriendo la mitad de mi cuerpo. La postura era de semi perfil y de arriba abajo, la lectura visual recorría desde mi cuello, cruzando mis tetillas y cayendo rectamente hacia mis muslos. El trasero se me veía bastante equilibrado respecto a la forma de mi cuerpo (lo cual me hizo sentir un breve orgullo de una cualidad que nunca he sabido aprovechar), pero sin duda alguna lo que más me gustaba era que mi pene se asomaba de forma sutil, sin revelarse entero y dejando mucho a la imaginación. Era una foto perfecta y probablemente la mejor nude que me haya sacado en la vida, puesto que también fue el tiempo en que tuve el mejor estado físico tras meses de ejercicios tortuosos y una dieta de herbívoro. En fin. Me sentía totalmente rico. Después descubrí que fui MUY RICO, pero rico en estupidez...

Si me preguntan ahora, no sé a cuantas personas les envié esa foto, ni mucho menos recuerdo qué personas eran. Lo bueno es que recibí nudes de vuelta y eso era lo que más me importaba en ese minuto (¿me había convertido en un puto virtual?).

Lo que ocurrió unas semanas después, fue que desperté una mañana y me encuentro con la sorpresa de que tenía 300 seguidores nuevos de la noche a la mañana, con una amplia mayoría de perfiles de hombres de todas edades, muchos likes y algunos mensajes internos. Extrañísimo.

Con el correr del día seguían llegando solicitudes y comencé a creer que esta explosiva fama se debía a que había utilizado un buen hashtag en la última foto que subí en instagram o que tal vez mis proyectos personales al fin estaban rindiendo frutos. Todo ese optimismo tuvo un brusco frenazo cuando un seguidor de Instagram me escribe para advertirme lo obvio:

­– "Hola, disculpa que te moleste, pero creo que acaban de subir una foto tuya a una cuenta porno de twitter."

Corte a negro. Un escalofrío recorrió mi espalda, mis manos comenzaron a temblar imaginando que esto podría llegar a mi circulo cercano y familia. –¡Reacciona!– Entonces dejé la parálisis de lado y fui directamente a la cuenta de twitter para pedir que bajaran la publicación ya que esta no estaba con mi consentimiento. En reojo recuerdo haber visto una cantidad considerable de comentarios opinando sobre mi cuerpo, retweets y lo peor de todo: sobre la foto estaba mi nombre, edad, ciudad y usuario de Instagram. Si la pantalla del celular tuviese vida propia, probablemente se hubiese espantado con la cara de horror que tuve en ese minuto, porque sentí que mi privacidad se caía a pedazos y ahora yo era oficialmente parte de un catálogo para pajas de medianoche.

Afortunadamente la cuenta accedió a borrar la publicación y me pidieron disculpas al respecto, puesto que las personas que envían contenidos se hacen pasar por quienes salen en la foto. Luego de ese hecho, los seguidores dejaron de llegar y volví a respirar.

Una semana estuve lamentando esta filtración y me sentí completamente vulnerado en redes sociales. Como si la poca confianza que me quedaba en ese minuto ahora se la estaban devorando cientos de personas y el día de mañana alguien pudiese volver a quitármela cuando me recordaran que había una nude dando vuelta por ahí.

Uno de los comentarios que más me dolió fue el de un chico que me gustaba y que alcanzó a ver la famosa nude filtrada. Me dijo algo así como que "no esperaba que fueses tan putito para aparecer en una cuenta porno con la misma foto que me enviaste a mí", y luego de eso me bloqueó para siempre.

Luego de esa trágica semana comencé a darle vueltas al asunto e intenté ver el vaso medio lleno al atreverme a mirar –de nuevo– la foto que me había tomado. A veces hago eso de enfrentar los miedos con el fin de que se vuelvan minúsculos y dejen de quitarme el sueño, así que abrí la imagen que estaba oculta en archivo y la analicé con más calma.

El hecho fue lamentable, sí que lo fue. Pero dejé la vergüenza atrás y decidí ver mi cuerpo con mucho orgullo para declarar que el error no había sido mío, si no, de quién había transgredido la confianza y mi privacidad. En ese momento también decidí creer que si esa foto fue compartida, fue porque realmente había algo atractivo en mí y que si debía ser famoso porque me volví un objeto de deseo para algunas personas, entonces que así sea. No era tan terrible. Lo cierto es que no iba a ser objeto de juicios por una sociedad que limita la sexualidad de otres o que castiga el desnudo por falsas moralidades. Eso sí que no.

Y ahí estaba mi cuerpo en blanco y negro con una semi erección para mostrarle al mundo que soy un cola que disfruta sacarse fotos desnudo porque ama-su-cuerpo. Y si el sexo existe... es para disfrutarlo en el formato que sea, incluso si es de forma virtual con putifotos.

Si no les parece lo que digo, vengan a de a mil.

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